top of page

ORACION DE REPARACIÓN CON LA CORONA DE ESPINAS POR SANTA CECILIA.

TERCER MENSAJE DE LA SEGUNDA LECCIÓN

14 de Julio de 2000 Hora: 4:30 am

Lugar: Capilla de la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, Imezi Owa

Mientras dormía luego de la Hora de oración de Getsemaní, escuché una pequeña voz que me llamó: “Bernabé, Bernabé, levántate, ve a la Capilla y reúnete con la hija Celestial Cecilia. Levántate y reúnete con ella.” En ese momento, recordé la promesa de nuestro Señor que enviaría a Sus Ángeles a informarme cuando sería la hora para encontrarme con ella.

Inmediatamente me fui directo a la Capilla. Allí, tuve una visión del Cordero de Dios Agonizante, colgado vivo, sangrando por amor a nosotros. Su Cabeza estaba coronada de espinas, la Sangre se derramaba de las Heridas de las Espinas y bañaba Su Santo Rostro. Mientras miraba, una nube descendió y cubrió todo el lugar. En la nube, la visión se mantuvo con un gran número de Querubines Celestiales que cantaban himnos. Frente al Cordero Crucificado, vi a una gentil dama arrodillada frente al Cordero Crucificado de Dios. Mi interior me dijo que ella era Santa Cecilia. Ella guardó silencio por un tiempo y finalmente oró.

En su silencio, escuché un himno de lamento desde el infinito que registré como sigue:


HIMNO:

(Coro)

Yo estoy solo,

Yo estoy abandonado

dejándome con una corona de espinas,

la cual traspasó Mi Corazón, y también traspasó Mi Cabeza.

Todo Mi pueblo Me ha abandonado.


1- Amantes Míos, Amantes Míos.

¿Adónde están, adónde están?

Esta corona de espinas ha traspasado Mi Alma

Quiten las espinas, tengan misericordia de Mí.


2- Por amor a ti, por amor a ti

Yo morí en la cruz con una corona de espinas.

Estoy viviendo con las espinas nuevamente,

Yo soy Jesucristo Agonizante.


Después del canto hubo un silencio. Luego, la Santa que tenía una Corona de Espinas en sus manos, mirando al Crucificado Jesucristo en la Cruz, finalmente oro.


REPARACIÓN CON LA CORONA DE ESPINAS.

Mi amadísimo Jesucristo Agonizante, Hijo del Altísimo, yo me postro a Tus Pies con toda mi nada. Recuerdo todas mis graves ofensas contra Ti. Te ruego Señor, ten misericordia de mí. Mis pecados te han mantenido en agonía durante estos miles de años.

Mirándote, colgado vivo en la Cruz, con una horrible corona de espinas; Tu Rostro terriblemente bañado con sangre y las puntas de las espinas atravesando Tu delicada Cabeza Sagrada, me arrepiento por mi obsequio ingrato de espinas para Ti. Yo quiero retirar la Corona de Espinas, y ofrecerte una amorosa corona de oro. (Besando la corona y presionándola contra su corazón, ella oró.)

Jesús mío, cuya Sagrada Cabeza yo lastimé con una corona de espinas - ten misericordia de mí y perdona Tu mundo.

Jesús mío, que estás sufriendo místicamente el dolor y la agonía de mi malvada corona de espinas en Tu Sagrado Corazón - ten misericordia de mí y perdona al mundo. Jesús mío, que sufres la ignominia de mi malvada corona de espinas -ten misericordia de mí y perdona Tu mundo. (Presionando las espinas en su cabeza, ella besó los Pies de Jesucristo Agonizante en la Cruz y oró.) Mi agonizante Jesús, Yo recuerdo cómo golpeé tu Sagrada Cabeza con una vara de hierro para hacer que las puntas de las espinas penetraran dentro de tu delicado cerebro. Yo siento su sonido y dolor como un rayo desfigurando Tu ser virginal. ¡Oh! qué profundamente te ha dolido mi maldad, mi bondadoso Salvador.

Cuando considero Tu terrible camino hacia el Calvario, lloro amargamente por mi malvada corona de espinas en Tu Sagrada Cabeza, el asiento de la Divina Sabiduría. Yo siento Tu caída bajo la Cruz, con el peso de la Cruz ayudando a las espinas a penetrar más y más profundamente dentro de Tu delicado cerebro.

Me vi a mí mismo arrastrándote y golpeándote en Tu Sagrada Cabeza con una lanza. ¡Oh, quisiera que yo no hubiera sido el que hizo todas estas cosas a mi amado Salvador! Yo lucharé por Ti.

Mi Jesús, te he tratado cruelmente, perdóname, perdóname, perdona Tu mundo. Yo haré todas las cosas posibles para retirar las espinas a través de mi propia vida de ahora en adelante. Mi maldad mantuvo la Corona de Espinas en Tu Sagrada Cabeza hasta Tu muerte, para ver que no tuvieras alivio en ninguna parte de Ti. Señor ten misericordia de mí, Cristo ten misericordia de mi maldad. Yo siento Tu Sagrada Cabeza descansando muerta en el regazo de Tu Madre dolorosa. Allí vi las manos unidas del amado Juan, María Magdalena, y Tu Madre dolorosa, quitando mi malvada Corona de Espinas de Tu Sagrada Cabeza, con lágrimas amorosas. Ojalá hubiera sido uno de ellos, quitando mi malvada corona y ofreciendo una corona de oro de mi amor para Ti.

(Sosteniendo la Corona de Espinas y mirando meditativamente en silencio, ella finalmente oró.) Yo te ofrezco todo mi ser y prometo cargar mi cruz detrás de Ti, todos los días de mi vida, con alegría y amor. Toma los méritos de mis sufrimientos y persecuciones, los cuales, prometo aceptar con amor en reparación por mis pecados y los del mundo entero. Amadísimo Jesucristo Agonizante, con esta pobre ofrenda, yo deseo retirar mi malvada Corona de Espinas y ofrecerte una corona de oro. Recibe de mí un amor sincero. Esta es mi corona de oro que Te estoy ofreciendo. Amén.

Padre Eterno, yo te he ofendido enormemente por haber lacerado la Sagrada Cabeza de Tu Unigénito Hijo, Aquel a quien Tú más amas. Ten misericordia de mí. Perdóname y perdona Tu mundo. Amén. (3 veces)


Después de la oración, la Santa agregó: “Hijo del Amado, Jesús ama mucho esta oración. Él quiere escuchártela decir con amor y con un sincero corazón arrepentido. Si así haces, le estarás quitando las espinas que clavan Su delicado cerebro. Hijo del Amado, Jesús te ama mucho. Él siempre te escucha. Él te enseña con amor. Acércate siempre más a Él. Nunca lo abandones. Antes que te deje ahora, te enseñaré un himno de adoración al Crucificado Cordero de Dios en la Cruz. Mañana escucharás el himno mientras los Ángeles te enseñan sobre el programa del 14 de septiembre. Ahora yo te lo enseñaré para que cuando lo oigas, lo recuerdes. Escucha el Himno:


1. ¡Santo, Santo, Santo!

¡Santo, Santo, Santo!

Santo es el Cordero,

que murió en la Cruz.

2. Honor, gloria y alabanza

poder, riqueza y sabiduría

fuerza y poder a Ti,

Cordero del Sacrificio

3. Venga Tu Reino.

Agonizante Señor

Venga Tu Reino,

Cordero Misericordioso.

4. Reina por siempre Señor

Cordero de Dios crucificado,

que colgado está sangrando por amor,

Reina por siempre jamás.


Hijo del Amado, mañana escucharás a los Seres Celestiales adorando al Cordero del Sacrificio de Dios que cuelga sangrando en la Cruz por amor a ti. Cuando la hora llegue, te unirás a ellos.

Regresaré en la tarde para enseñarte lo que me motivó a venir a ti. Soy tu hija Cecilia. Oro para que no te des por vencido. Que Jesús, que te ama, te bendiga. Te dejo.” Inmediatamente la visión terminó.


51 views0 comments
bottom of page